
Así lo aseguró el neuropsiquiatra argentino, Gabriel de Eurasquin, en una entrevista con Infobae.
El neuropsiquiatra argentino Gabriel de Erausquin afirmó en una entrevista para Infobae En Vivo que el virus SARS-CoV-2 no surgió de manera natural, sino que fue creado artificialmente en el Instituto de Virología de Wuhan, en China. Según indicó, las pruebas de biología molecular, genética viral y comportamiento epidemiológico que sustentan esta afirmación estaban disponibles ya en 2021.
“El virus es definitivamente artificial, no me cabe ninguna duda”, sostuvo De Erausquin. Explicó que el SARS-CoV-2 es “una quimera”, es decir, una combinación de elementos de diferentes virus, cuya estructura genética no tiene parientes naturales conocidos. “No es un virus que tenga comportamiento natural. No se encontró nunca un huésped natural para este virus antes del humano”, remarcó.
“No es un virus que tuviese ningún pariente natural, es decir, ninguno de los virus de los murciélagos ni de otros animalitos de la China con los que se lo vinculó tienen ninguna relación directa con este virus”, resaltó.
El especialista destacó que los subsidios que permitieron la creación del virus provinieron del Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés), que destinó 600.000 dólares al Instituto de Virología de Wuhan. Esta información, aseguró, está documentada y es de acceso público. “Sabemos exactamente cuánto dinero se asignó, a través de quién llegó al instituto y cuál era el propósito: investigación de ganancia de función para humanizar virus y producir vacunas”, puntualizó.
“Este virus es lo que se llama una quimera, es decir, que combina elementos críticos en su estructura de diferentes virus y que eso suceda naturalmente es raro. No hay ninguna evidencia de que eso haya sucedido de forma natural, porque no se encontró nunca un huésped natural para este virus antes del humano», agregó.
De Erausquin mencionó que la evidencia sobre la artificialidad del virus fue publicada en revistas científicas serias por investigadores de Europa y Asia desde 2021. Además, recordó que una advertencia inicial provino de la viróloga china Li Meng Yan, quien publicó en Shanghái un estudio sobre la estructura semisintética de la proteína del virus y que posteriormente se refugió en California ante amenazas del régimen chino.
En 2020, dos equipos de investigación independientes, uno en Países Bajos y otro en el Reino Unido, llegaron a conclusiones similares sobre la manipulación genética del SARS-CoV-2. Según De Erausquin, ambos grupos confirmaron que la proteína del virus presentaba características imposibles de atribuir a un proceso natural.
“Pienso que los chinos trataban de desarrollar un virus humanizado para hacer una vacuna y se les escapó”, expresó el neuropsiquiatra. Criticó también las condiciones de bioseguridad del laboratorio de Wuhan, que calificó como “desastrosas”.
Impacto del Covid-19 en la salud neurológica
En su análisis, De Erausquin también abordó las consecuencias del Covid-19 prolongado, o long Covid, y su relación con enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer. Explicó que ciertos individuos tienen una predisposición genética que los hace más vulnerables a desarrollar síntomas prolongados tras la infección por SARS-CoV-2, así como manifestaciones tempranas de Alzheimer.
Entre los efectos cognitivos más frecuentes observados, su equipo detectó pérdida persistente del olfato (anosmia), dificultades de memoria a corto plazo, problemas de organización en tareas cotidianas y dificultad para recordar palabras o nombres. Estos síntomas se triplicaron en personas de entre 60 y 70 años sin antecedentes previos de deterioro cognitivo.
De Erausquin recordó que esta línea de investigación surgió al inicio de la pandemia, en una reunión organizada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en Nueva Delhi, que dio origen al Alzheimer’s Association Consortium on the Neuropsychiatric Sequelae of SARS-CoV-2 (CNS SARS-CoV-2), el cual continúa desarrollando estudios a nivel internacional.
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