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Bailador de tango, pasión por el fútbol y cocinero para su familia: diez datos curiosos que no sabías del papa Francisco

Un papa que baila tango, cocina pizza y tiene alma de poeta: Francisco fue mucho más que un líder religioso. Descubre los diez secretos más sorprendentes del papa que desafió todas las expectativas, desde su pasión por el fútbol hasta su cercanía con los más humildes.

¿Qué tienen en común un fanático del fútbol, un ferviente amante del tango y el líder de 1.300 millones de católicos? La respuesta es Jorge Mario Bergoglio, conocido hoy como papa Francisco. Con un estilo único, alejado de las formalidades tradicionales de la Santa Sede, Francisco ha dejado su huella no solo en la Iglesia Católica, sino también en el corazón de los fieles, a través de sus gestos de humildad, carisma y cercanía.

Pero detrás de la sotana y la mirada profunda, había un hombre lleno de curiosidades que no dejaban de sorprender: desde su pasión por el fútbol argentino hasta su amor por la poesía y el cine, pasando por anécdotas que contrastaban con la imagen solemne que proyectó desde su designación, el 13 de marzo de 2013.

Quizás lo que más sorprendió al mundo fue la elección de un papa latinoamericano, el primero en la historia. El propio Bergoglio, en su primer discurso, se refirió a su origen con una emotiva referencia a «un continente lejano», de donde viene «el papa del fin del mundo». Y hoy, a través de estos diez datos, descubrimos aspectos de su vida que, quizás, nunca imaginaste sobre el papa más cercano, el papa del fin del mundo.

Francisco: un papa con nombre y misión de pobreza y respeto por la tierra

Cuando Jorge Bergoglio eligió su nombre papal, Francisco, no fue una decisión casual. Optó por rendir homenaje a San Francisco de Asís, el santo italiano conocido por su vida de pobreza extrema, su humildad y su profundo amor por la naturaleza y los animales. Esta elección no solo reflejaba la admiración de Bergoglio por la figura del santo, sino también su deseo de marcar un claro rumbo para su papado, basado en la cercanía con los más desfavorecidos y en un enfoque renovado sobre el cuidado del medio ambiente.

San Francisco, nacido en el siglo XII, es venerado no solo por su dedicación a los pobres, sino también por su visión radical de vivir en armonía con la creación. En sus enseñanzas, la pobreza no era solo una virtud religiosa, sino un acto de amor hacia los más vulnerables, y una forma de rechazar las riquezas materiales que separan a las personas de la verdadera esencia espiritual. Al adoptar este nombre, Francisco quería transmitir un mensaje claro de rechazo a la opulencia del Vaticano y de acercamiento a la vida sencilla y austera. Además, su compromiso con el cuidado de la «casa común», es decir, el planeta, ha sido una constante en su pontificado, como lo refleja su encíclica Laudato Si’, en la que instó a la humanidad a cuidar del medio ambiente y de las generaciones futuras.

El papa Francisco y su sencillo debut apostólico: un viaje en avión comercial a Brasil

En su primer viaje apostólico fuera del Vaticano, en 2013, el Papa Francisco eligió Brasil para participar en la Jornada Mundial de la Juventud, un evento que reunía a miles de jóvenes de todo el mundo. No obstante, lo que realmente sorprendió fue la decisión de Bergoglio de no utilizar el avión papal, como había sido costumbre en sus antecesores.

En lugar de ello, optó por un vuelo comercial, compartiendo espacio con los periodistas y otros pasajeros. Este gesto rompió con las formalidades que caracterizan a la Iglesia y envió un mensaje claro: su cercanía con la gente no tenía fronteras, ni siquiera en sus viajes internacionales. Al llegar a la arena de la JMJ, su entrada fue una de las sorpresas más grandes de aquel encuentro, pues el papa, sin importar su nueva condición, prefería la sencillez de estar cerca de las multitudes.

Una formación académica inesperada: la ciencia en la juventud de Jorge Bergoglio

Antes de abrazar el camino sacerdotal, Jorge Mario Bergoglio cursó estudios de química, una formación académica que resulta poco común entre los líderes religiosos. Su interés por la ciencia comenzó en su juventud, cuando ingresó al Colegio Militar de la Nación, donde inició una trayectoria que lo llevó posteriormente a la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires. Fue allí donde comenzó a estudiar el área de las Ciencias Químicas, disciplina en la que demostró un notable compromiso y capacidad.

Aunque su vocación religiosa lo orientó hacia el seminario y abandonó los estudios científicos, la formación en química que adquirió dejó una huella significativa en su forma de pensar y abordar los desafíos que más tarde encontraría en su vida como sacerdote y, posteriormente, como papa. La lógica, el rigor y el pensamiento analítico propios de la ciencia se reflejan en la forma en que Francisco ha enfrentado algunas de las problemáticas más complejas de la Iglesia Católica.

A lo largo de su pontificado, su enfoque pragmático, orientado a encontrar soluciones prácticas para los problemas de la sociedad y la Iglesia, ha sido una constante. Esta perspectiva, quizás influenciada por su formación en el ámbito científico, le ha permitido abordar temas difíciles con una mirada racional y un sentido de realismo, buscando respuestas efectivas en lugar de quedarse en la especulación teórica. Además, su amor por la ciencia se complementa con su admiración por el pensamiento racional, algo que se puede observar en sus discursos y en su postura ante la necesidad de conciliar la fe con los avances científicos.

El papa Francisco: un auténtico hincha del fútbol argentino

Cuando se menciona a un papa, uno de los primeros pensamientos es la religiosidad y la solemnidad. Sin embargo, Francisco rompió ese molde al confesar su pasión por el fútbol, algo no muy común en los altos círculos eclesiásticos.

Su amor incondicional por el San Lorenzo de Almagro, uno de los equipos más importantes de Argentina, lo convierte en un hincha auténtico. De hecho, muchos se sorprendieron cuando, en una audiencia general, mostró con orgullo su camiseta del club y declaró que el fútbol es «una gran pasión» en su vida. En una sociedad donde los líderes religiosos suelen alejarse de la vida cotidiana, Francisco supo acercarse a sus feligreses a través de una pasión universal.

El papa que bailaba tango

Un papa con gusto por el tango: parece increíble, pero es cierto. Jorge Bergoglio siempre estuvo vinculado a la cultura argentina, y el tango es un emblema de su país. En su juventud, disfrutaba del baile, aunque admitía que su estilo no era el más «elegante». Si bien nunca se consideró un bailarín experto, sí disfrutaba de los compases y las melodías que llenaban las calles de Buenos Aires.

Años después, como papa, ha mostrado su devoción por este género musical y por figuras como Carlos Gardel, el icónico «zorzal criollo». En diversas ocasiones, ha mencionado su aprecio por el tango, recordando con cariño sus días de juventud y la importancia de esta música que, más allá de las fronteras de Argentina, une corazones al ritmo de su pasión y nostalgia.

Un papa sin reloj, sin móvil y sin redes sociales

En una era en la que la conectividad define nuestras vidas, Francisco ha demostrado que no es necesario ser esclavo de la tecnología. Es conocido que no usa ni móvil ni relojes, y que evita las redes sociales, aunque su cuenta oficial en Twitter (@Pontifex) cuenta con millones de seguidores. ¿Cómo ha logrado mantenerse conectado con los fieles sin estos medios durante doce años? Simplemente a través de su carisma personal y sus apariciones públicas, donde siempre ha mantenido un contacto cercano y humano con la gente.

La elección de vivir en la Casa de Santa Marta

Desde el primer momento en que Jorge Bergoglio asumió el pontificado, su forma de vida sorprendió a muchos. A diferencia de sus predecesores, que residían en la majestuosa y tradicional residencia del Palacio Apostólico, el papa Francisco optó por una vivienda mucho más modesta y accesible: la Casa de Santa Marta, un edificio sencillo dentro del Vaticano.

Este gesto, además de sorprender gratamente, fue interpretado como un claro mensaje de humildad y cercanía hacia los fieles. Francisco quería mantenerse alejado de las pomposas estructuras que solían definir la vida papal, eligiendo en su lugar un entorno más humilde y accesible. En su nueva residencia, convivía junto a cardenales y otros miembros del Vaticano, compartiendo el día a día con personas comunes y sencillas, algo que se alinea con la filosofía pastoral de Francisco, siempre más cercano a los pobres y alejados del lujo.

Su pasión secreta por la poesía y la literatura

Más allá de la imagen pública del Papa Francisco como líder espiritual y hombre de fe, se esconde un amante de la poesía y la literatura. Durante su pontificado, Francisco ha compartido en diversas entrevistas su pasión por los libros, revelando que, en su tiempo libre, se sumerge en las páginas de autores que le inspiran tanto intelectualmente como espiritualmente. Entre sus escritores favoritos se encuentran el poeta argentino Martín Fierro, un ícono de la literatura gaucha, y el clásico francés Flores del mal de Charles Baudelaire, cuya poesía exploraba los oscuros rincones del alma humana.

La poesía, para Francisco, no solo era una forma de expresión artística, sino también un medio para acercarse a los misterios más profundos de la vida y la existencia humana. En varias ocasiones, el papa ha hablado sobre cómo la poesía le permitió conectar con lo que está más allá de las palabras del Evangelio, invitándole a reflexionar sobre la belleza, la melancolía y el sufrimiento humano. En sus momentos de soledad, lejos del bullicio del Vaticano, Francisco encontró consuelo en los libros, abrazando el silencio literario como un refugio personal, más allá de su rol papal.

Una historia culinaria insólita

El papa Francisco, a pesar de ser conocido mundialmente por su liderazgo espiritual, tiene una historia culinaria que sorprendería a más de uno. En su juventud, cuando su madre cayó enferma tras el nacimiento de su hermano, el joven Jorge Bergoglio asumió la responsabilidad de preparar las comidas para su familia. Sin la experiencia de un chef, pero con una gran dosis de sentido práctico, se dedicó a cocinar platos sencillos y nutritivos para su hogar.

A lo largo de los años, el papa ha contado con humor esta etapa de su vida, reconociendo con una sonrisa que, aunque sus habilidades culinarias no eran precisamente dignas de un restaurante de cinco estrellas, nunca llegó a «envenenar a nadie».

Sin embargo, uno de sus platillos más famosos es la pizza, un alimento que lo acompaña desde su niñez y que, en varias ocasiones, ha sido el centro de anécdotas. En varias entrevistas, Francisco ha recordado cómo su amor por la pizza, especialmente la que preparaba en casa, le traía momentos de alegría. Con su estilo cercano y sencillo, el papa hizo pública una de sus pasiones más humildes: disfrutar de una buena pizza, una tradición que no perdió ni con los años ni con la responsabilidad papal.

Un papa que se enfrentó a la dictadura argentina

El pasado de Jorge Bergoglio, antes de convertirse en papa, estuvo marcado por situaciones complejas que no estuvieron exentas de controversias. Durante la dictadura militar argentina, que tuvo lugar entre 1976 y 1983, el entonces joven sacerdote y líder de la Compañía de Jesús se vio envuelto en un contexto extremadamente delicado. En esos años oscuros, cuando la represión y las desapariciones forzadas eran una constante en el país, Bergoglio fue acusado por algunos de no haber tomado una postura pública más firme frente a las violaciones a los derechos humanos.

Sin embargo, el papa Francisco ha defendido su accionar durante ese tiempo, afirmando que su principal objetivo fue proteger a las personas más vulnerables y salvar vidas. En varias entrevistas, ha explicado que, si bien no hizo pública su resistencia al régimen, sí actuó de manera discreta y secreta para resguardar a quienes estaban en peligro. A través de diversas gestiones ocultas, ayudó a ocultar y poner a salvo a personas perseguidas por el régimen militar, lo que, según él, fue su forma de comprometerse con los más necesitados y vulnerables.

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